250 años de historia en sólo un fin de semana

10:27

Tal vez la vida se trata sólo de llevar, por siempre, en el corazón los aromas, sabores, olores, palabras y experiencias que te dan las primeras veces. Así que cuando conoces algunos de los rincones de México por primera vez es como descubrir un nuevo mundo.
¿A qué huele México? A tierra.
¿Cómo se escucha México? A carcajadas y sin duda a Mariachi.
¿A qué sabe México? Por supuesto que a Tequila.


Todo esto parece implotar en cada uno de los sentidos al visitar como primeriza uno de los pueblos mágicos que posee este enorme territorio: Tequila, Jalisco.

Claro que antes de contar de qué se trata visitar Tequila, se necesita mencionar que para pisar esta tierra existe una forma peculiar de hacerlo: en tren. Cuando creía que el mundo moderno era suficiente para sobrevivir día con día, me encontré con una de las tradiciones que, por fortuna, aún no perdemos: la movilidad a bordo de estas enormes máquinas. De la estación de Ferrocarril Guadalajara, sale el famoso tren José Cuervo Express, acondicionado idealmente para poder asomarse por la ventana y ver desfilar los azules agaves que acarician el paisaje hasta llegar a la destilería donde se produce el Tequila José Cuervo, la más antigua de América Latina.

A 60km de la ciudad de Guadalajara en dirección a Puerto Vallarta se llega a la plaza principal del municipio, la iglesia de Santiago Apostol —que data del siglo XVII— anuncia que estás en una parte vital del corazón del país.
Sí, básicamente había entrado en el mundo Cuervo, un mundo que ofrece a cada uno de los visitantes experiencias únicas rodeadas de lujo para conocer la cultura mexicana a través de la historia del tequila, un imperdible turístico con más de 250 años de tradición que se puede beber, literalmente.



Para que una botella de este tequila esté en cada mesa, nos cuentan que a finales del siglo XVIII María Magdalena de Cuervo y Carrillo, hereda de su padre y de su tío algunas propiedades y a principios del siglo XIX, funda La Rojeña; la cual para 1842 comienza a destacar por sus productos con una producción que llegaban a los 400 barriles semanales. En 1849, La Rojeña comenzó a sobresalir entre las diez fábricas de vino mezcal más importantes.

Para 1870 se cambia el nombre de La Rojeña, por el de La Constancia; sin embargo 3 décadas más tarde en 1900, José Cuervo y Labastida renombra a La Constancia con su nombre original: La Rojeña, denominación que conserva hasta nuestros días. Así que hablar de la historia de José Cuervo® es hablar de toda una dinastía en la historia tequilera. En 1900 José Cuervo y Labastida, registra su nombre como marca: José Cuervo®.

Una que vez te hallas entre hornos, enormes máquinas de destilación y cientos de barriles que contienen lo que en algunos años será tequila embotellado, se aprende, por primera vez, a tomar esta bebida como se debe.


Paso 1: la encargada del tour y experta de la fábrica cuenta sobre la diferenciación:



Tequila 100% Agave: aquel que debe ser envasado exclusivamente en México.
Tequila blanco: se embotella inmediatamente después de ser destilado, su color es transparente, huele a cítricos y su sabor es netamente el del agave azul. Ideal para preparar una paloma en cualquier momento.
Tequila reposado: el más famoso de la familia por su color caramelo, olor y sabor suave.
Tequila añejo: su color es un poco más ámbar, y no, no es necesario mezclarlo con nada, pues el sabor amaderado que le da el barril no puede ser opacado por algún otro.
Y el V.I.P, el Tequila añejo: es el más codiciado porque ha reposado en su barril por más de 7 años lo que hace de su sabor algo exquisito. No apto para cualquier paladar.
 

Sí, de todo lo anterior también era mi primera vez escuchando tales diferencias casi abismales e inigualables que en ningún otro lugar tendrían el mismo significado.
Entre trago y trago, llegó la hora de la comida, no sin dejar de lado un show previo de mariachis mientras un auténtico charro hacía bailar su caballo y mostraba el arte de florear la reata.

Una vez en la mesa, platillos de todo lo largo y ancho de la república esperaban ser degustados; qué ganas de que mi estómago no tuviera fondo para probar más de una vez cada bocado servido, era lo único en que podía pensar rodeada de caballitos, limones y más mariachis.

Así transcurrían las horas, y en provincia, como decimos los defeños, algo pasa con el tiempo que va más lento o tremendamente rápido, es duro darse cuenta que para estar en la hacienda de José Cuervo le hacen falta más horas al día, porque algo sucede que al calor del sol y entre “salud y salud”, esa hermandad que sólo se conoce entre mexicanos no tiene comparación, no importa si no conoces a nadie, en ese momento todos son mejores amigos, son confidentes y compartimos la misma sangre.



Cuando pensaba que todo estaba por terminar, alguien dice que el Hotel Solar de las Ánimas era donde pasaríamos la noche. Otra primera vez entre un lujo abrazador pero a la vez discreto, lugar que se creó con el objetivo de que los visitantes a Tequila tuvieran —tuviéramos— la oportunidad de disfrutar al 100% de la estancia local, basta mencionar que el arquitecto Jorge Lozyada fue el encargado del diseño. Con una vista espectacular al volcán de Tequila y a la Sierra Madre Occidental, este hotel es ya uno de los más importantes a nivel internacional para el turismo extranjero. Luego de pisar el hotel, necesitaba disfrutar de todo: de su alberca al aire libre en la terraza, del salón que es también gimnasio y por supuesto, de sus habitaciones con decorado rústico con detalles de modernidad.



“Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”, dijo una vez Woody Allen, pero, como todo en esta historia llena de primeras veces, conocí un club que es único, ya que todos recibimos los mismos beneficios y vivencias impagables. Un sitio repleto de tradiciones, leyendas, amores, eventos de charrería y muchos caballitos de esta bebida tradicional mexicana, son sólo algo de lo que disfruté al ser parte de Club Premier.

Lo que Club Premier busca es darle a cada uno de los socios las mejores opciones de conocer el mundo y lo mejor que tiene México; es de esperar que todo un fin de semana lleno de magia y cultura reciba el nombre de “Experiencias Premier”, experiencias que no se pagan, todo es gracias a los puntos que recibí en mi tarjeta Club Premier, la única que me da una moneda llamada Puntos Premier cuando pago en distintos comercios como gasolineras y librerías o bien, cuando viajo.


Como esta, hay otras tantas experiencias con las que puedes aventurarte a vivir con sólo registrarte en clubpremier.com, es gratis y todo es acumulable, igual que las primeras veces que te esperan allá afuera como a mí…

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